Hay retos y retos - 2

Hay retos y retos - 2

En mi último post os hablé de que hay dos tipologías de retos y lo titulé “Hay retos y retos”. Lo podéis leer clicando aquí. Este post es su continuación.

Como explico en la web me gusta mucho descubrir y explorar nuevos terrenos de juego. Me gusta muchísimo leer y siempre he acabado leyendo libros de viajes, exploradores, aventureros y alpinistas. Hará unos 10 años, en la convención anual de la empresa en la que trabajaba vino Edurne Pasaban y me fascinó el reto que tenía entre manos: Ser la primera mujer en coronar los 14 ochomiles y ¡lo consiguió! Hay una característica de esta tipología de expediciones que me admira y es que los alpinistas pueden abandonar, quedarse a 200m de la cumbre y darse la vuelta, pero no renuncian a su reto. Vuelven a intentarlo. Quería saber más y sobre todo aprender de ellos.

Y al cabo de poco llegó el día en el que pasé a la acción. Como mi interés es principalmente conocer y ver que se cuece en un contexto que no conozco más que profundizar y/o perfeccionar he ido haciendo mis pinitos, pero sin llegar a hacer grandes hazañas. También tengo que reconocer que tampoco soy muy talentosa a nivel de deporte, soy más bien torpona y lenta y la velocidad cuando tengo una pendiente pronunciada delante de mis narices no es que me apasione y esto me ha frenado muchas veces a actuar. Pero así y todo estas ganas de conocer nuevos terrenos de juego han sido un motor que me ha llevado a practicar esquí alpino, esquí de montaña, escalada, alpinismo, trekking,… y este marzo del 2023 me ha llevado al ártico, a la Laponia finlandesa. Javier Campos quien me propuso en 2013 ir a la cima del Toubkal en Marruecos me tentó este mes de mayo, 10 años más tarde, con una travesía en esquís por el Lago Inari. Imposible decirle que no.

La travesía en esquís finalizó en la 1ra etapa. Cogí frío y fui incapaz de recuperar temperatura corporal aun estando dentro de una cabaña pegada a la estufa de leña y llevando material de primera categoría. Así que…. el reto físico acabo muy pronto pero el aprendizaje que me llevo es inmenso. En este caso en concreto no puede continuar debido a un factor que escapaba totalmente de mi control. Tengo lo que se llama el síndrome de Rayunaud en los dedos de las manos y de los pies: las arterias pequeñas que irrigan sangre a la piel se estrechan. Esto limita el flujo de sangre a las zonas afectadas, lo que se conoce como vasoespasmo. Habitualmente ni lo noto y no me limita en nada, pero en el ártico pasó a ser crítico. Así que después de ver que no entraba en calor y que el material que llevaba no me ayudaba a mitigarlo decidí que lo mejor que podía hacer era parar allí. No solo me ponía a mí en riesgo, sino que también ponía en riesgo a mis compañeros.

Como os contaba en el primer post de “Hay retos y retos” la propuesta de Javier era para mí un reto en el que salía de mi zona de confort total y absolutamente. Por lo que he pasado miedo, he tenido que gestionar la incertidumbre, observar mucho y sobre todo aprender para poder tomar buenas decisiones en el terreno. Publiqué una story en Instagram mientras esperaba a que viniera a buscarme la moto de nieve que resume lo que estaba viviendo en ese momento: Aceptar / incorporar / Tomar decisiones / Aprender.

Y ¿qué he aprendido en este reto que se puede trasladar directamente a nuestro entorno profesional?

  • La evaluación de riesgos inicial es imprescindible hacerla. Con una alta probabilidad te equivocarás o te dejaras alguno, no obstante, te prepara para los distintos escenarios con los que te puedes encontrar, y principalmente te ayuda a tomar consciencia de que herramientas y recursos llevas en la mochila. Yo ni me había acordado de que tenía este síndrome, pero sí que me había preocupado de llevar buen material para el frío, que aunque no fue suficiente, seguro que me ayudó mucho.
  • La gran importancia no solo de escuchar sino de escucharnos. Parece evidente…. Pero no lo es tanto. Os explico el porqué:
    • Cuando estaba viendo que no recuperaba temperatura empecé a compartir mis dudas de cómo gestionar el frío con el resto de los compañeros. Todos, en cuanto yo expresaba mi temor, queriéndome ayudar me decían casi de inmediato que decisiones tomar o como solucionar mi situación. Aprendemos mucho escuchando a los otros, pero también escuchándonos nosotros mismos.
    • En el ártico uno de los principales “enemigos” en invierno es el frío. Tienes que escuchar no solo a tu mente sino principalmente a tu cuerpo, saber entender qué mensajes te está dando tu cuerpo es básico. A -20ºC el “si tú quieres, puedes”, no siempre es válido.
  • La importancia de liberar tensión para poder tomar buenas decisiones. Una manera que tiene el cuerpo de liberar tensión es llorando, así que aviso a navegantes y navegantas: llorar no es solo sinónimo de tristeza o de impotencia o debilidad. Ojo con estas creencias culturales tan arraigadas que nos pueden dificultar más que otra cosa en momentos críticos para nosotros. Llorar me ayudó a tomar decisiones desde la serenidad.
  • Como en esta situación, a veces será más crítico gestionar el entorno y sus condiciones que la tarea en si misma. La travesía en si no era muy demandante físicamente, lo que sí que era demandante y determinante eran las condiciones.
  • En las situaciones en las que ves “peligrar” tus objetivos tiendes a darlo todo para conseguir lo que te has propuesto. Un compañero cuando estaba de lleno en mis dudas de continuar o no, me dijo: Nuria, siempre te pueden venir a rescatar. Esta frase me hizo pensar: ¿Qué supondría para mí que me rescatasen? (en el ártico, sino llega una moto de nieve, tiene que venir la cruz roja. Y los finlandeses no se andan con chiquitas) pero… y ¿Qué supondría para mis compañeros? De entrada, la espera de que vinieran a recogerme y esto puede hacer que lleguen al siguiente destino de noche con todas las implicaciones que tiene (bajas temperaturas, calentarse, sacar agua del lago, falta de luz, …). ¡A ver si al final quienes acababan con hipotermia y/o congelaciones eran ellos! Nuestras acciones no solo tienen consecuencias para nosotros mismos.
  • En momentos de mucha incertidumbre dar pequeños pasitos (mis famosos baby steps) es imprescindible. Con ellos vas viendo el resultado que obtienes y puedes incorporar el aprendizaje, pero no te tienes que olvidar en absoluto de todo el proceso. En las 2 primeras etapas podía venir con mucha facilidad una moto de nieve a buscarme. A partir de la 3ra etapa la moto de nieve no podía llegar. Este condicionante pesó mucho a la hora de tomar la decisión de cuando darme la vuelta.

Si de una cosa estoy contenta de esta aventura, porque para mí lo ha sido, es todo lo que he aprendido y lo que voy a aprender. Tengo que darle tiempo al tiempo y dejar que estas vivencias tan intensas reposen y pueda ir reflexionando sobre ellas. Estoy segura de que obtendré más aprendizajes.

Y la próxima aventura ya tiene destino y será el desierto. Si todo va como espero, está programado para este noviembre del 2023. Ya os contaré a su debido momento.

Y no puedo acabar este post sin dar las gracias especialmente a: Javier Campos, Marta Amigó, Albert Bosch, Oriol Sauquet, Julià Montaña, Elena Puig, Enric López, Olimpia Alvarez, Jordi Maymo y a Gorka Martinez

Y a mis compañeros de expedición, que el poco tiempo que compartí con ellos se va directo al cajón de los grandes recuerdos: Fran, Cesar, Angelotti, Vicente, Jose y Carlos. Mil gracias por todos vuestros abrazos y soporte. Me hicisteis sentir afortunada de teneros al lado.

Y estoy hiper-agradecida a Ricardo, Yolanda y Pilar de Greenland Adventure que me cuidaron y mimaron de una manera que me dejaron sin palabras.

Contáctame si tienes dudas, comentarios a hacer o tienes curiosidad sobre lo que he compartido en este post. De verdad, no dudes en hacerlo, estaré encantada de comentarlo contigo

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